Hace unos días hablábamos de cómo algunas situaciones, por ejemplo, un divorcio, podían provocar en niños el fenómeno conocido como idealización paradójica. Siguiendo hoy con el trauma infantil, vamos a ver qué repercusiones tiene a nivel biológico.

Cerebro
Estudios neurocientíficos han demostrado que el trauma en la infancia puede afectar la estructura cerebral, especialmente en áreas relacionadas con el procesamiento emocional y la regulación del estrés, como la amígdala y el hipocampo. Estas áreas pueden volverse hiperactivas o hiporeactivas, lo que puede resultar en respuestas emocionales disfuncionales o dificultades para regular las emociones.
El hipocampo tiene su papel, entre otros, en la formación y recuperación de la memoria. Además, es una de las pocas regiones del cerebro adulto donde se produce la neurogénesis, es decir, la formación de nuevas neuronas. Proceso que se ha asociado con la plasticidad cerebral y la capacidad de aprendizaje y adaptación a lo largo de la vida.
La amígdala tiene su papel en el procesamiento del miedo y la ansiedad. Detecta y evalúa señales de peligro en el entorno y desencadena respuestas emocionales y fisiológicas apropiadas para enfrentar la amenaza
Imaginad por un momento lo que puede suponer el trauma en estas áreas: El hipocampo reduce su volumen, tal cual, cuya consecuencia es la incapacidad de recordar eventos específicos. Y la amígdala, que en estos casos se vuelve hipereactiva (no cambia de tamaño), puede llevar a respuestas emocionales exageradas ante estímulos que normalmente no desencadenarían una reacción tan intensa. Esto puede resultar en ansiedad, miedo irracional o incluso ataques de pánico.
Aumento del Cortisol
El Cortisol, hormona del estrés, produce una subida de la glucosa en sangre para proporcionar energía rápida, suprimiendo temporalmente el sistema inmunológico y aumentando la presión arterial y la frecuencia cardíaca. En principio, es una respuesta beneficiosa a corto plazo, pues todos necesitamos que se active nuestro cuerpo para huir de un peligro, pero cuando este peligro es constante, a largo plazo tiene consecuencias que explico en otro de los puntos.
Desarrollo cognitivo y socioemocional
Afecta a la capacidad de atención, concentración, memoria y aprendizaje. Además, puede dificultar el establecimiento de relaciones saludables, pues dificulta la empatía y la regulación emocional.
Riesgo de Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT)
El TEPT generalmente se desarrolla como resultado de eventos traumáticos significativos, como accidentes automovilísticos, desastres naturales, abuso físico o sexual, violencia, guerras o situaciones de combate, entre otros. Estos eventos pueden causar una respuesta de miedo, horror o impotencia intensa. Puede persistir hasta la edad adulta si no se abordan adecuadamente.
Salud Física
Al suprimir el cortisol el sistema inmunológico, aumentar la presión arterial y la frecuencia cardiaca, se pueden sufrir a largo plazo enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y problemas inmunológicos. Estos problemas inmunológicos hacen que el cuerpo sea más susceptible a enfermedades y dificulta la capacidad del sistema inmunológico para combatir infecciones.
Qué pensar sobre todo esto…
Teniendo en cuenta todo lo anterior, imagina ahora todo lo que un trauma puede suponer para un niño/a ¿Qué puede suponer para un ellos cuyo cerebro está en pleno desarrollo, el hecho de sufrir un trauma? ¿Qué consecuencias permanentes puede haber? ¿Os podéis hacer una idea? Escribid comentarios y os respondo.