Según el INE, el número de suicidios en España para el año 2021 es de 4.003 personas, siendo la segunda causa de muerte entre la población de 15 a 24 años (Gore et al., 2011), lo que supone un número muy alto en adolescentes.
En cierto modo, no es de extrañar, teniendo en cuenta que la adolescencia es una etapa de transformación que plantea desafíos críticos en salud mental. Este período, a menudo turbulento, se presenta como una encrucijada donde los jóvenes enfrentan la construcción de su identidad, las presiones académicas y sociales, y los cambios hormonales significativos asociados a esta etapa.

Pero lo primero que me gustaría recalcar es que hablar de suicidio NO lo fomenta. En 1999, Brian L. Mishara lideró un estudio sobre la percepción del suicidio en niños de 6 a 12 años, revelando que la mayoría comprendía la irreversibilidad y los factores de riesgo. Ningún niño mostró reparo o incomodidad al hablar de la muerte o el suicidio (García, 2020). Por lo tanto, normalizar el problema, favorece la búsqueda de ayuda.
Hablemos de suicidio
El suicidio es un fenómeno multifacético que requiere una comprensión integrada y acciones preventivas efectivas. Es muy importante tomar conciencia sobre ello cuanto antes, así como las medidas apropiadas para poder prevenirlo.
La conducta suicida abarca desde su ideación, pasando por la tentativa, hasta llegar al suicidio consumado. Y es importante considerar que está influído por aspectos biológicos, psicológicos y sociales, tanto a nivel individual como contextual. Dicho esto, la solución no se plantea sencilla…
Identificar las señales de una persona con intenciones suicidas puede ser crucial, no es fácil, pero podemos observar, por ejemplo, cambios abruptos de comportamiento, retirada social, expresiones de desesperanza, regalo de posesiones, hablar sobre el deseo de morir, y manifestar una sensación de carga insoportable. También se puede apreciar cierta bajada en rendimiento escolar y ruptura con las amistades.
¿Qué factores influyen?
Para Christine B. Cha y su equipo, la ideación y las conductas suicidas en los adolescentes pueden aumentar debido a factores como la baja autoestima, la falta de esperanza, la incapacidad para experimentar placer, la impulsividad, la agresividad, la falta de regulación emocional y un alto nivel de inestabilidad emocional centrada en los aspectos negativos de las cosas, es decir, de neuroticismo (Cha et al., 2018).
Este estudio arroja luz sobre una serie de factores que pueden actuar como catalizadores para la ideación suicida en adolescentes. La baja autoestima se destaca como un componente crucial, pues la percepción negativa de uno mismo puede crear un caldo de cultivo propicio para pensamientos autodestructivos, haciendo que los adolescentes se sientan atrapados en un ciclo pernicioso de pensamientos oscuros.
Otro elemento destacado en la investigación es la falta de esperanza, al que si se entrelaza la incapacidad para experimentar placer, se crea un vacío emocional.
¿Qué podemos hacer?
En el mundo actual, donde la salud mental de los adolescentes es una prioridad creciente, comprender las raíces de la ideación suicida se vuelve imperativo. La identificación temprana de estos factores y la implementación de estrategias de intervención adaptadas podrían marcar la diferencia en la vida de los adolescentes en riesgo.
Y para ello sería necesario instruir, educar, sensibilizar y crear conciencia entre los adolescentes, sus familias, los docentes, los periodistas y, por supuesto, los psicólogos. Aunque la psicología dispone de medidas de intervención y recursos eficaces para su prevención, todavía queda mucho camino por delante .
Enfrentar el riesgo de suicidio adolescente puede ser abrumador para los padres, pero la conexión y la comprensión es fundamental. Por tanto, noo minimizar el problema ni el sufrimiento de ese adolescente. Hablad y sobre todo escuchar.
Bibliografía
Cha, C. B.; P. J. Franz; E. M. Guzmán y C. R. Glenn. (2018). Annual research review: Suicide and youth-epidemiology, (potential) etiology and treatment. The Journal of Child Psychology and Psychiatry, 59(4), pp. 460-482.
García Ormaza, J. (2020). Educando en prevención. Hablemos del suicidio. Revista de Ciencias Sociales, 33(46), 67-77.
Gore, F. M., Bloem, P. J., Patton, G. C., Ferguson, J., Joseph, V., Coffey, C., & Mathers, C. D. (2011). Global burden of disease in young people aged 10–24 years: a systematic analysis. The Lancet, 377(9783), 2093-2102.